El ser humano, desde el primer momento, establece vínculos
con las personas con las que se relaciona.
El vínculo afectivo que establece el bebé con las personas
que se ocupan de él, cubren sus necesidades básicas, le cuidan y le dan
seguridad emocional, se llama apego o vínculo de apego.
Las personas con las que se establece este vínculo se llaman
figuras de apego. Son aquellas que le ofrecen seguridad emocional y a las que
el bebé recurrirá en caso de desconcierto.
1.6.1. LA TEORÍA ETOLÓGICA DE J. BOWLBY
El apego supone la presencia de una persona cerca del recién
nacido humano para cuidarle.
Distingue cuatro fases:
Fase de preapego
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Desde el nacimiento hasta las seis semanas existe una
orientación hacia las personas en general. Si reciben el cuidado que
necesitan se quedan tranquilos sea cual sea la persona adulta que se lo
proporcione.
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Fase de formación
del apego
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Entre las 6 semanas y los 6-8 meses, el bebé manifiesta
preferencia por las personas que le son familiares.
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Fase del apego bien
definido
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Entre los 6-8 meses y los 18 meses. Los niños muestran
angustia de separación cuando la figura de apego se aleja, y ansiedad ante
las personas extrañas. El niño ya sabe que la figura de apego sigue
existiendo aunque no esté con él.
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Fase de formación
de una relación recíproca
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Se inicia a los 18 meses, cuando las nuevas capacidades
mentales y lingüísticas del niño permiten que la interacción con las figuras
de apego evolucione. Hacia los 2 años, el niño ya puede entender que su madre
o padre volverá después.
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1.6.2. LA SITUACIÓN EXTRAÑA DE MARY AINSWORTH
1.6.3. FACTORES QUE INFLUYEN EN LA FORMACIÓN DEL VÍNCULO DE APEGO
1.6.4. ESTABILIDAD DEL APEGO
Las niñas y niños que al año de vida presentan un apego
seguro, a los tres años son más empáticos y prosociales, curiosos y
extrovertidos.
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